jueves, 19 de mayo de 2011

Si mi mierda tanto te gusta, Mierda, no critiques mis dedos.
Si mi mierda tanto te gusta, Mierda, no te quejes, y sonreí siempre, si lo hacés, ES POR MI CULPA.
Ojalá te cruces con algún loco homicida en la carnicería, pero que no te haga daño, no. Que te de consejos para la vida.
Entre dos kilos de cuadril mezcle saliva, y algunos pesos. Muchos gritos y chusmeríos de señoras que, según dicen "no pueden creer que este chico esté así, hace dos años no sabía andar en bici, y hasta con rueditas se tambaleaba, porque el muy vivo se mandaba de frente al barro".
Quizás tomes los consejos, el ego puede cegar, pero la idiotez quizás te de un atisbo de realidad, y recapacites. El deseo de un loco de ayudar.
"Dale, pelotudo, que vos podés, no la cagues más, porque atornillado a alguna pared vas a terminar." Diría y podría repetir, noches, días, no menosprecies mierda, muchas veces no es así como la llamarías.
No vuelvas ego a la Música, no vuelvas ego a vivir. Repito, si no te atornillan o te masacran en alguna piecita, alguien puede alegrarse viendo el humo salir del agujero de tu cabecita, cuando la bala te atraviese, y al segundo tiro, tu cara de nada, (la misma que podrías aplicar a miles de situaciones) sería una de las fotografías más interesantes de mi vida. Tanto, que la captaría y la clavaría con uno de los clavitos que no tenga que usar para tu carita.

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