domingo, 6 de junio de 2010

"Prendí la tele, buscando algo que me distrajera un poco. El lío que tenía en la cabeza era como un gran ovillo que no tenía ni principio, ni final. Al menos por el momento. Al menos para mí.
Me encontré mirando "Tarzán en New York", una de esas tantas películas horribles, con uno de esos tantos tarzanes horribles. La historia era así, unos cazadores capturaban a Chita y la subían a un barco. Tarzán se subía a otro barco para ir a rescatarla y le barco lo llevaba a New York. Al llegar, se tiraba al río y se trepaba al puente (ese que parece en todas las películas) y se quedaba parado con expresión de oligofrénico, mientras los autos pasaban y la gente le gritaba cosas en un idioma que él no entendía. Después se enganchaba a uan rubia fenomenal (Jane) y rescataba a Chita. Pero eso no es lo que importa. Lo que importa es que yo me sentía como Tarzán en el puente. Desnudo y rodeado de cosas que no entendía."

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